Esta es una de esas cavidades a las que de tanto en tanto hay que volver, tiene su encanto especial y es bastante fotogénica. En conglomerado, se ha generado en una diaclasa característica y tiene un cierto desarrollo. Ahora está regulado su acceso por la conservación de la fauna, es uno de los refugios de los murciélagos, por lo que hay que intentar molestar lo mínimo. La cavidad es compleja y hay zonas que quedan fuera del recorrido habitual de los espeleólogos; ahí parece que es donde suelen refugiarse. Nosotros vamos hacia abajo y ellos prefieren las partes más altas de la diaclasa para descansar.
En la cavidad hay algunos pequeños lagos, gours. Colgados en el primer pozo hay unos, muy bajos de nivel pero aún con agua. Quedan fuera de la línea de descenso pero se ven claramente. En la base del tercer pozo, detrás de una gran columna de formación, tan secos que podemos rodear la columna como pocas veces se puede. Y el lago final, lo mismo, casi seco.
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