En 1972 se decidió usar la Vall d'en Joan o Fondo de les Terradelles como el vertedero de basuras del área metropolitana de Barcelona. Era un valle relativamente grande, considerando las dimensiones del macizo, y cercano a las vías de comunicación. No se tuvieron en cuenta las diversas opiniones contrarias al proyecto, bien fundamentadas.
Garraf es un antiguo macizo cárstico, muy permeable y lleno de cavidades. En el Fondo de les Terradelles se localizaban unas cuantas pequeñas cavidades, alguna de gran belleza, que fueron tapadas por la acumulación de basura. A los pocos meses, se contaminaron de forma irreversible las aguas subterráneas del macizo. Surgencias de aguas dulces que están por debajo del nivel del mar. La Falconera es una de ellas, la más caudalosa quizás, un potente y cristalino río que en su día fue estudiado para el posible abastecimiento de la ciudad de Barcelona, se convirtió en una masa turbia tremendamente afectada por los lixiviados procedentes de la descomposición de la basura. Así, toda la contaminación iba directa al mar. A pesar de esto, el basurero siguió funcionando durante muchos años, hasta el 2006, acumulando todo tipo de basura y rellenando todo el valle, bastante agreste y profundo
Con el tiempo, y a la vista de las desastrosas consecuencias, se han hecho intentos de impermeabilizar y sellar el vertedero, sin grandes resultados, ya que no es una masa estable sino que evoluciona continuamente emitiendo gases que si se concentran pueden ser muy explosivos. El basurero es una fuente inagotable de dióxido de carbono, y también de metano, monóxido de carbono y sulfuro de hidrógeno, los gases que se producen por la descomposición de la materia. Es el responsable de la producción de la tercera parte de los gases de efecto invernadero de toda el área metropolitana de Barcelona.
El dióxido de carbono, más pesado que el aire, se filtra por la roca y se va acumulando en el subsuelo, de toda la montaña. Cada vez hay más cavidades afectadas, en los últimos años el número de éstas ha crecido con rapidez. Incluso, a ras de superfície en las rieras que descienden del macizo se puede medir un incremento notable de CO2. Hay una zona unos metros por debajo en la que ha desplazado totalmente al oxígeno.Además, se producen también otros gases. El metano, altamente explosivo, y que, al ser más ligero que el aire, sale por las bocas de algunos pozos en proporciones peligrosas El monóxido de carbono, muy venenoso, el gas que se genera en combustiones con poca presencia de oxígeno y que siempre produce alguna víctima con braseros y calefacciones en mal estado. El ácido sulfhídrico, el gas de los pantanos, que se origina igualmente por la descomposición de la materia orgánica en condiciones anaerobias, también tóxico e inflamable, algo más pesado que el aire.
Hasta hace poco, la afectación de las cavidades no era tan generalizada. Solo en el Avenc Ramón Valls, que se encuentra situado bastante por debajo del basurero y a una cierta distancia, se había medido una concentración de dióxido exagerada. En otras cavidades más cercanas al basurero, como el Avenc de la Sivinota, había habido tiempo atrás problemas puntuales de hipoxia. Pero recientemente esto ha ido aumentando de forma exponencial, hay muchas cavidades afectadas, y la lista no para de crecer. El cese del aprovechamiento que se hacía del metano posiblemente ha condicionado esto. La influencia del basurero no solo llega al Fondo de Vallbona y al Sot de l’Infern, dos rieras muy próximas, sino que también están afectadas las simas del Pla de Campgràs, ubicado a nivel de la parte superior del vertedero, y las cavidades del Fondo de les Coves, más alejado. También afecta al Avenc Carles Selicke, situado por encima del basurero, y empiezan a verse sus efectos al otro lado del Puig de la Morella, la cota más elevada del macizo. El dióxido de carbono se va filtrando por el subsuelo permeable y acumulando sobre el substrato impermeable, subiendo progresivamente de nivel y ampliando su radio de acción por el macizo, y empieza a afectar a cavidades relativamente alejadas. 15 años después de su clausura los problemas persisten y se agravan, y parece que no van a acabar fácilmente.
En el vertedero se acumularon residuos de todo tipo: urbanos, industriales, clínicos... por lo que no solo se producen gases, también se liberan grandes cantidades de todos los elementos de la tabla periódica, los más comunes, hierro, aluminio, cobre, y también plomo, mercurio, cadmio... estos últimos son letales para los seres vivos, van directamente a las aguas subterráneas, y de ahí al mar, donde los asimilan los peces que luego acaban en nuestro plato, y se cierra el ciclo. La naturaleza siempre nos acaba devolviendo lo que nosotros desechamos.
A pesar de esta evidencia, los medios y los políticos anuncian que todo está controlado y que se avanza en la restauración de las condiciones ambientales y ecológicas y en la recuperación del paisaje y de la vida, etc. Así se soluciona el problema, inventándose la supuesta realidad. No sé si tiene solución, pero negar lo evidente no es, desde luego, un primer paso en esa dirección. El vertedero seguirá contaminando el suelo, el agua y el aire durante años y quizás décadas, y será una nefasta herencia ambiental para las próximas generaciones.
He recogido unas cuantas fotos que he realizado en los últimos años en diversas cavidades afectadas a las cuales ya va a ser muy difícil, sino imposible, volver a entrar.
Avenc Benjamin Digon. Muy cercano al basurero, hace años intentamos descender pero nos quedamos a -30, más abajo la hipoxia era grande
Avenc dels Aritjols, una vez desobstruido el pozo sólo pudimos alcanzar la base en dos ocasiones antes de que las emanaciones del basurero lo ocuparan. Muy cercano y situado unos metros por debajo, su atmósfera es completamente letal
Avenc de la Pleta. Presenta una atmósfera ya totalmente hipóxica con mucha frecuencia
Avenc Carles Selicke. Sólo se salva al parecer el pozo de entrada a la cavidad.
Avenc dels Aragalls, relativamente alejado del vertedero también está muy afectado actualmente