Acabo mi fugaz estancia en Mallorca con una visita a esta curiosa cavidad. La boca de entrada es en realidad un pozo, un hundimiento de la bóveda de la galería en uno delos puntos más cercanos a la superfície. Unas escaleras sobre el puente que da nombre a la cueva, construido con piedras hasta una gran roca prominente para un intento de explotación turística nos permiten acceder con comodidad.
La cavidad, que está protegida y cuya visita requiere autorización, tiene diversas zonas inundadas, y después de varios días de lluvias intensas algún lago presenta un color mucho más arcilloso que cristalino. Recorrido totalmente acuático que complica el tema de la fotografía. Me limito a llevar una cámara resistente al agua y dejo el equipo habitual en casa. Como mucho, intento aprovechar las luces de los frontales, aunque la mezcla con el flash de la cámara no es muy recomendable.