Esta cavidad, ubicada en el macizo de Garraf, la he visitado en diversas ocasiones. La he fotografiado también varias veces, pero me sigue llamando la atención. Las fotografías recogen algo más que la simple imagen, plasman también el momento en el que se hacen. Ahora llevaba un objetivo fijo, sin zoom, con una focal de 21 mm. Los objetivos fijos suelen dar más calidad que los zoom, y en las ampliaciones de las fotografías se nota. Es una lente pequeña y manejable, cuestión importante para meterla bajo tierra. El inconveniente, al ser una focal fija, es que a veces cuesta buscar la composición, sobre todo en lugares pequeños. Un 21 mm en una cámara APS-C, una réflex normal, 'de aficionado', sería más o menos un 35 mm en una camara de formato completo, full frame o FF.
El pozo de entrada
La cavidad, muy concrecionada, consta de un pozo de unos 55 m de profundidad, acampanado, y una pequeña sala, llena de cristalizaciones, a la que accedemos después de bajar una pronunciada rampa, un resalte y superar un paso desobstruido. Existe otra sala colgada en la vertical de acceso algo complejo. Se abrió, como tantas otras de la zona, en una pequeña cantera de 'sal de llop', una variedad de la cristalización de calcita usada para la fabricación de cerámica.
Un pequeño resalte antes de la sala final
Rincón de la sala terminal
El suelo de la sala está tapizado de coliflores
Una antigua barraca de piedra, usada en las labores de la agricultura, rehabilitada