Mi dosis anual de aragonito... jeje... Esta cavidad es una auténtica cubeta de cristalización, una joya mineral, donde la calcita y el aragonito crecen con profusión por todos los lados y en una gran variedad de posibilidades y formas. Y su conservador se esmera para preservarla; gracias a su control insistente y obstinado continúa en las condiciones originales a excepción de aquellos puntos en los que es inevitable pisar o tocar para pasar.
La presencia del espeleólogo siempre es una invasión, y he podido constatar el deterioro paulatino de algunas cavidades, voluntario o involuntario, por el paso de la gente. Pisamos, tocamos o ensuciamos con la arcilla que se desprende de nuestros equipos al pasar sin darnos cuenta. Cuando fijamos nuestra atención en un paso por seguridad, o en una formación maja, podemos pisar los cristales del suelo sin darnos cuenta, o romper una estalactita. Preocupados por no darnos un morrón, podemos poner la mano en un sitio inadecuado y ensuciar. Con cierta frecuencia suele ocurrir que caiga arcilla de nuestras botas al pasar por suelos cristalizados y los ensuciemos. Hay que ser extremadamente cuidadoso para que todo continúe absolutamente igual después de nuestra visita.
A pesar de portear el equipo fotográfico por toda la cavidad, la mayoría de las fotos las he hecho con el móvil; la calidad no es la misma, es diferente, pero tampoco está mal. Más cómodo y sencillo, eso sí.
Magnífico ❤️
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