Volvemos de nuevo a la actividad habitual, esperemos que no sea de forma puntual y podamos seguir moviéndonos sin problemas. Después de meses 'confinados' cualquier cosa va bien para sacar otra vez los flashes y hacer algunas fotos. La grallera del Boixaguer siempre es fotogénica, y siempre hay alguna imagen por hacer; esta vez intento fotografiar la vertical más corta de la sala de entrada, que no es fácil de iluminar por su gran volumen. La instalación con químicos de factura más o menos reciente permiten un descenso totalmente aéreo y bastante eespectacular de los aproximadamente 45 m de desnivel.
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