miércoles, 11 de octubre de 2023

Le Trou Souffleur

La desobstrucción de un agujero ubicado en un antiguo macizo cárstico, y por el cual salía una apreciable corriente de aire, llevó al descubrimiento de una pequeña cavidad compuesta por una sala y poco más, con mucha arcilla y llena de cristalizaciones de aragonito diversas, con bastantes agujas de tamaño considerable; un espacio casi aislado donde las formaciones  y los cristales han tenido el ambiente necesario para ir creciendo de forma espectacular.

La gran dificultad es moverse aquí sin estropear nada

La irresistible tentación de la foto

Después de superar una pequeña gatera nos encontramos en la parte superior de la sala, muy irregular y con bastante desnivel. El acceso a los rincones más adornados no es sencillo; por un lado, tenemos que descender una marcada rampa de arcilla con la pared contraria llena de formaciones de aragonito a medio metro de distancia, casi el paso justo para no tocarlo. Aquí un resbalón sería un desastre, caeríamos sobre las citadas formaciones; algunos peldaños en la pared nos ayudan a progresar. La mezcla arcilla y aragonito hace que tengamos que movernos con sumo cuidado para no manchar ni deteriorar los cristales.





Por otro lado, siguiendo una repisa colgada bastante irregular y llena de arcilla también, llegamos a una pequeña zona más cómoda donde nos quitamos calzado y ropa para poder pasar a otro espacio sin ensuciar nada. 





Como es habitual, las fotografías están muy condicionadas por las posibilidades de iluminación y perspectivas; no podemos poner los flashes, los focos o la cámara en cualquier lugar, ni podemos movernos a nuestro antojo, el entorno es muy delicado y el espacio vital muy justo. A pesar de todo, salgo con unas 500 fotos entre cámara y móvil... entre tantas, alguna habrá quedado más o menos bien...










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