viernes, 25 de agosto de 2017

Pico Mulleres




Los que llevamos ya unos años paseando por el Pirineo hemos podido observar, con tristeza, cómo verano tras verano los glaciares han ido desapareciendo con demasiada rapidez. Hace tiempo, subir a cualquier tresmil de la zona del alto Ésera comportaba disfrutar de un paisaje espectacular de glaciares y crestas. Ahora ya solo nos quedan las crestas, que también se ven algo afectadas por la desaparición del hielo que las consolidaba y se vuelven inestables. De los glaciares queda una mínima expresión. En breve, los restos de heleros que aún persisten, desaparecerán definitivamente, los glaciares de Aneto y Maladeta serán solo un recuerdo.

Hace unos tres años subí al Aneto, y desde entonces, la regresión del hielo ha sido grande. El antiguo glaciar tiende a fragmentarse en diferentes heleros que tienen los días contados. Lejos queda ya cuando te tenías que poner los crampones en el Portillón, o antes, y no te los quitabas hasta casi el puente de Mahoma.

Subimos al Mulleres remontando el valle de la Escaleta, un recorrido largo pero interesante. El valle tiene una sucesión de escalones en los que iremos encontrando primero algunos fenómenos cársticos, dolinas, cavidades y el río que va apareciendo y desapareciendo. Más arriba, una serie de ibones de diverso tamaño hasta llegar al ibón superior, antes de la subida final al pico.

El Mulleres no tiene la altura ni la fama que tiene el Aneto, no encontraremos ni mucho menos tanta gente, pero no es menos interesante, y el panorama que ofrece es de calidad, lo podremos disfrutar con la tranquilidad necesaria. La alta montaña es un terreno con ciertos peligros, y las aglomeraciones nunca son buenas. Y menos ahora que, como he comentado, algunas piedras en crestas se vuelven inestables.

Para llegar a la cima hemos de remontar todo el valle. Desde la Besurta subimos hacia Aigüalluts, pasamos al lado del Forau, cruzamos el Pla y debemos seguir hacia el valle que se abre a la izquierda. El de la derecha es Barrancs. Pasado el collado del Toro, que dejamos a nuestra izquierda, alcanzaremos el primer ibón. Más arriba, otros dos, y otro encima. Luego, una zona con bloques sueltos. Superamos los bloques y llegaremos a los ibones superiores por placas de granito. En el último ibón, giramos hacia la izquierda y seguimos subiendo por lajas inclinadas. El pico no aparenta ser el más alto, no veremos la cima casi hasta que estemos justo arriba. Cuando se acaban las placas de granito, pulidas por la erosión glaciar, llegamos al último tramo de bloques, más oscuros. En pocos minutos alcanzamos la cúspide. Estético recorrido por un valle con gran presencia del agua, varios lagos, verdes praderas y blanco granito.
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La inconfundible silueta del Mall des Puis o Forcanada




 Iremos superando un ibón tras otro

Avanzaremos de forma cómoda por las placas de granito



Efecto de la erosión provocada por el hielo del glaciar 

El granito más claro nos indica que hasta hace poco estaba bajo el hielo, no ha tenido tiempo aún de oscurecerse

Al fondo, el ibón superior de la Escaleta

Unas pocas piedras más y llegamos a la cima 

 Perspectiva hacia el este. En el horizonte se puede distinguir la pirámide del Beciberris Nord.

 Alguno se aburría aquí arriba y se dedicó a amontonar piedras

Perspectiva de los picos de Ballibierna y Culebras. Abajo, a la izquierda aparece un ibón, quizás sea el de Cap de Llauset

Abajo se aprecia el ibón de Toro

Tempestades y Aneto

 Hace años desde aquí se veía sobre todo hielo y nieve











Al fondo destaca la silueta del Pico Salbaguardia


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